¡Hola
a todos! Esta es una nueva entrada y es también muy distinta a lo que han
venido leyendo. Creí necesario y me tomé la libertad de opinar sobre algo que
considero muy importante.
En
las entradas anteriores les he compartido detalles de mi proceso de cambio,
pero en esta ocasión quiero compartirles experiencias que han hecho un cambio
en mí y que me han puesto a reflexionar.
Me gustaría que dejaran sus comentarios para conocer su opinión.
Aquí
voy…
Hoy
quiero tocar un tema que es particularmente importante para mí como bien se los
he dicho párrafo arriba y el cual en algunas ocasiones me quita el sueño…
Retomando
un poco de lo que les decía en la
entrada anterior, hablando del binder y la palabra maestro hoy quiero decirles que esta
ultima me da un poco de miedo.
Trabajo
en un Museo y una de mis funciones es dar talleres de artes plásticas para
niños de entre 5 y 12 años, así como dar visitas guiadas a grupos escolares; quiero
mencionar que jamás en la vida pensé trabajar con niños, pero el destino me
llevo hasta aquí. Disfruto tanto de su compañía y sus platicas, darme cuenta
que influyo en sus vidas, que les enseño cosas y ellos a mí.
Dentro
de estas actividades, cuando todos nos estamos divirtiendo o cuando llega el
momento de hacer la típica pregunta después de dar alguna instrucción o
terminar un recorrido -¿Alguien tiene preguntas? Siempre, ¡SIEMPRE! Se escucha una vocecita en medio de todo el
cuchicheo que pregunta: “¿Eres niño o niña?”, y justo en ese momento siento que
mi cara se pone de mi colores, mi cabeza de vuelta y no sé qué contestar, y es
que, seamos honestos no todos estamos listos para lidiar con la sinceridad e inocencia
de las preguntas de un niño. Y es de
esto justamente de lo que quiero contarles hoy.
Y
es que los adultos todo lo complicamos, si, lo reconozco, yo lo hago.
Y es que los niños tienen ese “gen” de sinceridad brutal que a todos los
mayores nos pone a temblar.

¡Hay!
Pero no quiero dejar de lado al comunicativo del salón que sieeempre se
preocupa por mi y con paso sigiloso viene y me dice “Miss, fulanito está
diciendo que usted es hombre”
Y
aunque este ya es un tema que he hablado con mi Dra. Y
ella me dice que todo está en mi seguridad, que debo transmitir que soy un
niño, la verdad es que me es tan
complicado, pues en esos momentos me
entra un pánico terrible, y mi mente empieza a hacerse toda una historia y sin
fin de preguntas que (según mi cabeza) de seguro me harán. Entonces, termino evadiéndolo
todo o mejor explicando que solo piensan eso porque tengo el pelo corto. (Aquí
pongo los ojos en blanco)
Pero
¿por qué me pasa esto? Porque en mi cabeza me he creado la idea de que no
puedo decirles a ellos, soy niño, porque no tengo el poder para explicarles la situación.
¿Quién soy yo para educarlos en cuanto al tema? o abrirles los ojos ante esta
comunidad de personas, de seguro los papás me mandan colgar por decirles a sus
hijos que existe toda una diversidad sexual. (Yo de nuevo haciéndome ideas en
mi cabeza)
Claro
que mi Dra. Dijo que efectivamente no soy nadie para decirles nada de eso, pero
también me dijo que esa no es la respuesta a sus preguntas.
En
efecto me hizo ver que yo y mi cabeza estábamos tan viajados en mi miedo que no
podía darme cuenta de esto y entonces dijo que si después de contestar, “Soy
niño”, alguno me hace otra pregunta (porque según yo me harán muchas) responde
de la misma manera sencilla y firme.
Pero
es que de solo pensar en todo lo que vendrá después me vuelvo loco de la
desesperación. Comenzando por la más obvia, creo yo ¿Si eres niño, porque
tienes “bubis”?
La verdad es que mi Doctora es lo máximo y me
ha preparado para todo, incluyendo estas preguntas que solo me he hecho yo interpretando
a un niño en mi mente. Ella me ha dado opciones para contestar de la mejor
manera y salir bien librado, pero honestamente aun no he tenido el valor de
ponerlas en práctica.
Gracias
a todo esto me he preguntado ¿cómo educaremos a estas nuevas generaciones en
cuanto a la diversidad sexual y los estereotipos? y entonces me he propuesto
intentar a toda costa no caer en estas ideas y creencias con las que como yo,
muchos crecimos, pues el azul no es de niños ni el rosa de niñas, el cabello
corto no es de chicos ni el maquillaje de chicas, los deportes, de hombres, ni las muñecas, de niñas. Quisiera que si mi
peque quiere ser, hombre o mujer, lo sea sin problema, sé que no será fácil,
está en nuestras manos cambiar las nuevas generaciones, inculcarles el respeto
y tolerancia, para esto hay que presentarles lo que hay que respetar y tolerar,
porque la teoría puede ser súper padre, pero cuando nos topamos con alguien que
se identifique como gay, lesbiana, trans, todo cambia, no sabemos cómo
referirnos a ellos, o somos el típico de, yo respeto y lo quiero por igual, pero,
que no sea nuestro hijo o familiar porque todo es diferente.
¿Podremos
romper estas etiquetas con las que vivimos?¿Algún
día las niñas podrán jugar con carritos sin que tengan que ser rosas? ¿O los
niños con muñecas?
¡Se feliz, Se tú!
Soy José María
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