martes, 10 de marzo de 2015

EL MAESTRO


¡Hola a todos! Esta es una nueva entrada y es también muy distinta a lo que han venido leyendo. Creí necesario y me tomé la libertad de opinar sobre algo que considero muy importante.
En las entradas anteriores les he compartido detalles de mi proceso de cambio, pero en esta ocasión quiero compartirles experiencias que han hecho un cambio en mí y que me  han puesto a reflexionar. Me gustaría que dejaran sus comentarios para conocer su opinión.
Aquí voy…

Hoy quiero tocar un tema que es particularmente importante para mí como bien se los he dicho párrafo arriba y el cual en algunas ocasiones me quita el sueño…

Retomando un poco de  lo que les decía en la entrada anterior,  hablando del binder  y la palabra maestro hoy quiero decirles que esta ultima me da un poco de miedo.

 
Trabajo en un Museo y una de mis funciones es dar talleres de artes plásticas para niños de entre 5 y 12 años, así como dar visitas guiadas a grupos escolares; quiero mencionar que jamás en la vida pensé trabajar con niños, pero el destino me llevo hasta aquí. Disfruto tanto de su compañía y sus platicas, darme cuenta que influyo en sus vidas, que les enseño cosas y ellos a mí.



Dentro de estas actividades, cuando todos nos estamos divirtiendo o cuando llega el momento de hacer la típica pregunta después de dar alguna instrucción o terminar un recorrido -¿Alguien tiene preguntas? Siempre, ¡SIEMPRE!  Se escucha una vocecita en medio de todo el cuchicheo que pregunta: “¿Eres niño o niña?”, y justo en ese momento siento que mi cara se pone de mi colores, mi cabeza de vuelta y no sé qué contestar, y es que, seamos honestos no todos estamos listos para lidiar con la sinceridad e inocencia de las preguntas de un niño.  Y es de esto justamente de lo que quiero contarles hoy.



Y es que los adultos todo lo complicamos, si, lo reconozco, yo lo  hago.  Y es que los niños tienen ese “gen” de sinceridad brutal que a todos los mayores nos pone a temblar.

Hay algunos que pareciera tienen experiencia para interrogar y comienzan haciéndome platica, mostrándome sus trabajos para que yo entre en confianza y así de repente cuando menos lo espero ¡ZAZ! -¿Eres niño o niña?- Y yo que siento que todo me da vuelta.

¡Hay! Pero no quiero dejar de lado al comunicativo del salón que sieeempre se preocupa por mi y con paso sigiloso viene y me dice “Miss, fulanito está diciendo que usted es hombre”

Y aunque este ya es un tema que he hablado con mi  Dra.  Y ella me dice que todo está en mi seguridad, que debo transmitir que soy un niño, la verdad es que  me es tan complicado, pues en esos momentos  me entra un pánico terrible, y mi mente empieza a hacerse toda una historia y sin fin de preguntas que (según mi cabeza) de seguro me harán. Entonces, termino evadiéndolo todo o mejor explicando que solo piensan eso porque tengo el pelo corto. (Aquí pongo los ojos en blanco)

Pero ¿por qué me pasa esto? Porque en mi cabeza me he creado la idea  de que no puedo decirles a ellos, soy niño, porque no tengo el poder para explicarles la situación. ¿Quién soy yo para educarlos en cuanto al tema? o abrirles los ojos ante esta comunidad de personas, de seguro los papás me mandan colgar por decirles a sus hijos que existe toda una diversidad sexual. (Yo de nuevo haciéndome ideas en mi cabeza)

Claro que mi Dra. Dijo que efectivamente no soy nadie para decirles nada de eso, pero  también me dijo que  esa no es la respuesta a sus preguntas.

En efecto me hizo ver que yo y mi cabeza estábamos tan viajados en mi miedo que no podía darme cuenta de esto y entonces dijo que si después de contestar, “Soy niño”, alguno me hace otra pregunta (porque según yo me harán muchas) responde de la misma manera sencilla y firme.

Pero es que de solo pensar en todo lo que vendrá después me vuelvo loco de la desesperación. Comenzando por la más obvia, creo yo ¿Si eres niño, porque tienes “bubis”?

 La verdad es que mi Doctora es lo máximo y me ha preparado para todo, incluyendo estas preguntas que solo me he hecho yo interpretando a un niño en mi mente. Ella me ha dado opciones para contestar de la mejor manera y salir bien librado, pero honestamente aun no he tenido el valor de ponerlas en práctica.



¿Y todo esto qué? ¿A dónde voy con esto?

Gracias a todo esto me he preguntado ¿cómo educaremos a estas nuevas generaciones en cuanto a la diversidad sexual y los estereotipos? y entonces me he propuesto intentar a toda costa no caer en estas ideas y creencias con las que como yo, muchos crecimos, pues el azul no es de niños ni el rosa de niñas, el cabello corto no es de chicos ni el maquillaje de chicas, los deportes, de hombres,  ni las muñecas, de niñas. Quisiera que si mi peque quiere ser, hombre o mujer, lo sea sin problema, sé que no será fácil, está en nuestras manos cambiar las nuevas generaciones, inculcarles el respeto y tolerancia, para esto hay que presentarles lo que hay que respetar y tolerar, porque la teoría puede ser súper padre, pero cuando nos topamos con alguien que se identifique como gay, lesbiana, trans, todo cambia, no sabemos cómo referirnos a ellos, o somos el típico de, yo respeto y lo quiero por igual, pero, que no sea nuestro hijo o familiar porque todo es diferente.



¿Podremos romper estas etiquetas con las que vivimos?¿Algún día las niñas podrán jugar con carritos sin que tengan que ser rosas? ¿O los niños con muñecas? 

¡Se feliz, Se tú!
Soy José María



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